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Efectos directos de la pobreza energética

Las principales consecuencias directas de la pobreza energética son sobre la salud de las personas que la padecen. Vivir en una vivienda con temperaturas bajas de forma prolongada o con humedades y hongos conlleva, segons la Asociación de Ciencias Ambientales, el desarrollo de enfermedades físicas y mentales (asma, artritis, reumatismo, depresión o ansiedad, entre otros). Estas enfermedades derivadas de la pobreza energética tienen mayor impacto en los colectivos vulnerables a nivel de salud: bebés, adolescentes i gent gran.

En el estudio de Ilaria Geddes et alt. (2011)"The health impacts of Cold Housing and Fuel Poverty" dividen las consecuencias de la pobreza energética entre aquellas directas y las indirectas. Las consecuencias directas son sobre la salud y, de forma más extrema, con la mortalidad. Las indirectas tienen que ver con aspectos sociales como el absentismo laboral, el bienestar o el rendimiento educativo.

 

Empezando por la consecuencia más extrema, la mortalidad directa atribuible a la pobreza energética, las cifras son alarmantes. El informe "Cambio climático 2014. Mitigación del cambio climático ", elaborado por el Grupo de Trabajo III del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático cifra en un mínimo de 10.000 las personas fallecidas en España debido a la pobreza energética. Es calcula que entre un 10% la una 40% de las muertes prematuras durante el invierno en países templados es atribuible a la pobreza energética. La Organización Mundial de la Salud (OMS) es más concreta y asegura que el 30% de las muertes prematuras en invierno en países templados es atribuible a la pobreza energética.

Además, los bomberos de la Generalitat atribuyen un 60% de las muertes en incendios en la pobreza energética. A instalaciones eléctricas defectuosas y precarias hay que sumar la utilización de estufas de leña y gas sin las condiciones necesarias para hacerlo.

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Más allá de la consecuencia más extrema de la pobreza energética, ésta tiene impactos en las condiciones y la calidad de vida de las personas. La Organización Mundial de la Salud recomienda mantener la temperatura del hogar por encima de los 18º. Sin embargo, hay unos umbrales críticos definidos en términos médicos para Raw G, et alt (2001) a partir de los cuales la salud de las personas está en peligro, estos umbrales -que nunca deberían sobrepasar- nos indican que:

– Vivir en temperaturas inferiores a 16ºC en el hogar puede comportar problemas respiratorios

– Vivir en una casa por debajo de 12ºC puede conllevar problemas cardiovasculares

– Vivir por debajo de los 6ºC de form prolongada, puede comportar hipotermia

Vemos con más detalle una recopilación breve de bibliografía anglosajona -es Inglaterra, Irlanda y Nueva Zelaanda donde más se ha estudiado el fenómeno de la pobreza energética- que ha estudiado los efectos de la pobreza energética en la salud de las personas.

 

problemas circulatorios

Vivir en hogares con temperaturas bajas afecta al sistema circulartori de las personas y, por tanto, puede ser causa de enfermedades cardiovasculares que, en última instancia, pueden causa la muerte. Collins et alt (1986) concluyen que pr debajo de los 12ºC la presión arterial aumenta de forma significativa y, por tanto, agrava problemas cardíacos. Los autores también concluyen que esto, combinado con un aumento de las infecciones respiratorias es una causa de aumento de la mortalidad en invierno. Las bajas temperaturas también aumentan la viscosidad de la sangre, aumentando los problemas de trombosis.

Barnett et alt. (2005) concluyen que los acontecimientos fatales (problemas de salud que causan muerte, como los infartos o de otros relacionados con la circulación) se dan más en periodos fríos que no cálidos. per tant, el frío tiene una relación directa con los acontecimientos fatales. Por su parte Lloyd (2008) encontraron resultados significativos entre la mejora del confort térmico en los hogares y la mejora de las enfermedades circulatorias.

La mala adecuación térmica de los hogares también tiene efectos por un exceso de temperatura. Las onduladas de calor también causan mortalidad y reciben mucha atención mediática, pero las cifras apuntan a que la mortalidad por golpes de calor es muy inferior que la mortalidad relacionada con un exceso de frío (Geddes et alt. 2011).

problemas respiratorios

De forma clara, todos relacionamos el frío con un aumento de las enfermedades relacionadas con las vías respiratorias, constipats, bronquitis, infecciones, entre otros. Esto se debe a que el aire frío afecta a los mecanismos protectores de las vías respiratorias.

Rudge J y R Gilchrist (2007) afirman la relación directa entre la pobreza energética y el aumento de visitas al médico de las personas adultas, como también de niños y un aumento de los síntomas en enfermedades respiratorias en este último grupo.

Los hogares húmedas y frías facilitan la emergencia de hongos en los hogares, lo que impacta directamente en la resistencia a las infecciones respiratorias y en la posibilidad de padecer enfermedades respiratorias durante el invierno (Departamento de Salud, 2007). Relacionado con los hogares húmedas y frías que facilitan la aparición de hongos, Barnes, Extremo & Tomaszewski (2008) afirman que los niños que viven en hogares frías y húmedas tienen 2 veces más probabilidades de sufrir problemas respiratorios y de pecho tales como asma y bronquitis.

Es relevante recoger la afirmación que hacen Somerville M, Mackenzie I, Owen P y D Miles (2000) de que vivir en hogares con sistemas adecuados de calefacción y en buenas condiciones climáticas reduce un 80% el absentismo escolar en niños con asma.

 

salvación mentales

La pobreza energética y las condiciones de ahitabilitat también impactan en la salud mental. Abrigo (2006) dice que los niños que viven en casas en malas condiciones, también climáticas, son más propensos a sufrir problemas mentales como ansiedad y depresión, de contraer meningitis, tener problemas respiratorios, retrasos en el crecimiento y en el desarrollo cognitivo. El estudio de Shelter, pero, habla de malas condiciones de habitabilidad y , por tanto, de problemáticas no estrictamente relacionadas con la pobreza energética, pero si con la pobreza.

Por su parte, Verde G y J Gilbertson (2008) muestran cómo a medida que la temperatura de las habitaciones sube (ellos hablan de las habitaciones donde se duerme), sus ocupantes tienen más opciones de evitar la depresión. Las personas con habitaciones a 21ºC tienen un 50% menos de probabilidades de sufrir depresión o ansiedad que aquellas con habitaciones a 15ºC.

Continuando con esta línea, Barnes M, Butt S, Tomaszewski y W (2008), comparan resultados de una muestra de jóvenes que viven en hogares frías y una de jóvenes en hogares cálidas. Encuentran que el 28% los jóvenes en hogares frías tienen riesgo de sufrir cuatro o más síntomas de enfermedad mental, por 4% de jóvenes en casas cálidas. El 10% los niños que viven en hogares frías se sienten infelices, por 2% de los niños en hogares cálidas.

Otras problemáticas directas

Algunas enfermedades y síntomas se agravan con el frío y con el hecho de vivir en hogares con malas condiciones térmicas. Rudge J y R Gilchrist (2005) afirman que la diabetes, algunas ulceras, osteoporosis, dolor de rodilla y la rotura de cadera están relacionados con el invierno y el frío. También se asocia una bajada del metabolismo cuando las condiciones de frío son crónicas y una peor recuperación después de intervenciones hospitalarias (Asociación Médica Británica, 2003).

Gilbertson et alt (2005) llevaron a cabo entrevistas semiestructuradas con 49 hogares que habían recibido mejoras térmicas en el hogar. De estos, 2/3 afirmaban mayor confort, una 20% que había sufrido menos enfermedades durante el invierno, una 24,5% manifestaban sentirse más relajados y contentos, una 55,1% se sentían mejor y un 26,5% estaban de mejor humor. Además, una 24,5% manifestaba que le habían mejorado los síntomas de enfermedades crónicas como la artritis.

 

referencias

Todas las referencias siguientes han sido extraídas de:

 

Geddes I et alt. (2011)"Los impactos sobre la salud de frío Vivienda y Pobreza Energética". Equipo de Revisión de la marmota. Amigos de la Tierra Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte

– Barnes M, Butt S, Tomaszewski y W (2008) La dinámica de la mala vivienda: El impacto de la mala vivienda en las condiciones de vida de los niños. Londres: Centro Nacional para la Investigación Social

– Barnett AG, Dobson AJ, P McElduff, Alomaa V, Sin Kuulasmaa K y S (2005) los períodos fríos y eventos coronarios: un análisis de las poblaciones en todo el mundo. Revista de Epidemiología y Comunidad Salud, 59, pp.551-557.

– Bhattacharya J, T DeLeire, Haider S y J Currie (2003) Calentar o comer? El tiempo frío de choque y la nutrición en las familias estadounidenses pobres. American Journal of Public Health, 93(7), pp.1149-1154.

– Asociación Médica Británica (2003) La vivienda y la salud: construir para el futuro. Asociación Médica Británica.

– Collins KJ (1986) Temperaturas interiores bajos y morbilidad en los ancianos. Envejecimiento edad, 15(4), pp.212-220.

– Departamento de salud (2007) el calor de la Salud y el invierno: la reducción de las desigualdades en salud.

– Departamento de Comercio e Industria (2001) La estrategia de la pobreza de combustible Reino Unido. Londres: DTI.

– Evans G, Saltzman H y J Cooperman (2001) calidad de la vivienda y la salud socioemocional de los niños. Comportamiento ambiental, 33(3), pp.389-399.

– Gilbertson J, Stevens M, Stiell B y N Thorogood (2006) El hogar es donde está el corazón:conceder perspectiva de los receptores de esquema de eficiencia energética del hogar de Inglaterra (Frente caliente). Ciencias Sociales y Medicina, 63(4), pp.946-956.

– Verde G y J Gilbertson (2008) frente cálido: Mejor salud: Evaluación del impacto sanitario del régimen frente cálido. Sheffield: Universidad de Sheffield Hallam, Centro para la Investigación Social y Económica regional.

– Lloyd EL, McCormack C, McKeever M,y Syme M (2008) El efecto de la mejora de la calidad térmica de la vivienda en frío sobre la presión arterial y la salud general: una nota de investigación. Revista de Epidemiología y Salud Comunitaria, 62, pp.793-797.

– raw G, Aizlewood CE y Hamilton RM (2001) La construcción de la salud y la seguridad de la regulación. Watford, Reino Unido: Building Research Establishment y el Departamento de Medio Ambiente, Transporte y Regiones.

– Rudge J y R Gilchrist (2005) El exceso de morbilidad invierno entre las personas mayores en situación de riesgo de los hogares fríos: un estudio basado en la población en un barrio de Londres. Journal of Public Health, 27(4), pp.353-358.

– Somerville M, Mackenzie I, Owen P y D Miles (2000) La vivienda y la salud: no instalar la calefacción en sus hogares a mejorar la salud de los niños con asma? La Sociedad de Salud Pública, 114(6), pp.434-439.

 

[1] http://www.btv.cat/btvnoticies/2014/04/09/pobresa-energetica-incendis-bombers/ (consulta 10/06/2014)