Un estudio sobre la pobreza energética exculpa las compañías eléctricas y afirma que atribuirles a ellas responsabilidad se debe a un punto de vista poco académico y relacionado con planteamientos arcaicos.
La consultora Mas Consulting publicó un informe sobre pobreza energética. En él se aportan informaciones relevantes sobre los orígenes del concepto y definición (como hicimos en este post), también sobre las consecuencias que tiene en la salud el padecer pobreza energética (como hicimos este post y también en este). Aporta una mirada comparativa a nivel europeo de los diversos Estados miembros y de sus cuerpos normativos definiendo el concepto de "cliente vulnerable ".
finalmente, el estudio hace una propuesta de 7 medidas para luchar contra la pobreza energética. De los 7, 3 las llevamos a cabo desde el Fuel Poverty Group y las demás 4 son de competencia gubernamental y empresarial.
El informe habla de la responsabilidad del estado y la responsabilidad de las empresas sobre la problemática de la pobreza energética.
En cuanto a la responsabilidad del estado el informe afirma que éste no puede permitir el desarrollo de hogares infraqualificados para ofrecer una respuesta al bienestar de las familias. La otra responsabilidad atribuida al estado es la de aplicar numerosos impuestos, tasas y peajes en la factura eléctrica.
Lo que más nos ha sorprendido ha sido la parte de la responsabilidad atribuida a las empresas. El informe dice:
“Las empresas energéticas aparecen periódicamente relacionadas como responsables de la pobreza energética. Esta acusación solo se puede explicar desde un punto de vista poco académico y más relacionado con planteamientos arcaicos donde la empresa es conceptualmente contraria a los intereses de los clientes, es decir, de los ciudadanos.
Para poder responsabilizar a las empresas de propiciar la pobreza energética, éstas deberían tener control de todas o al menos de una mayoría de estas causas. Sin embargo, no es el caso. Empezando por el más obvio, las empresas energéticas no tienen control sobre el clima. De la misma manera las empresas no tienen relación con el nivel de rentas de las familias. Otro factor es la calidad de las casas y su capacidad de aislamiento térmico. De nuevo resulta difícil establecer un control de esta variable por parte de las empresas energéticas.
Por último, está el precio de la energía. Esta condición es la comúnmente utilizada para tratar de buscar la responsabilidad de las empresas energéticas. Sin embargo, tampoco resulta tan fácil de establecer dicha causalidad. En primer lugar porque el bien que producen las empresas es indiferenciado, una commodity, y, en segundo porque, en el caso español, al encontrarnos con un sector regularizado, los precios finales de la energía se ven influenciados por factores ajenos a la misma, sean en forma de impuestos o bien en otros conceptos que encarecen el precio final terriblemente.”
ciertamente, las empresas energéticas no tienen control sobre el clima, ni sobre la construcción de los edificios. Habría que debatir si la mala calidad de las edificaciones durante la dictadura o la burbuja inmobiliaria es totalmente atribuible a la estado, pero es otro debate.
Pero lo que no se puede decir, es que las grandes empresas eléctricas no influyen sobre el precio de la electricidad.
Hay algunos factores que nos hacen pensar que las empresas no son tanto inocentes como las quieren hacer aparecer.
- Las matrices de las tres empresas que dominan el 70% del mercado eléctrico español cuentan con sociedades que desarrollan simultáneamente las actividades de producción, distribución y comercialización de energía eléctrica. El sector eléctrico, a pesar de ser un sector liberalizado, es un oligopolio con numerosos casos de puertas giratorias y regulado para garantizar sus beneficios. Los vínculos entre las empresas energéticas y el poder político son evidentes, así como las regulaciones favorables a estas empresas para garantizar sus beneficios. por ejemplo, en nuestra factura pagamos para las plantas de ciclo combinado estén disponibles para funcionar, independiente de si entran en funcionamiento o no. En el sector energético, la distinción entre poder político y económico no es tan clara.
- Los costes de producción de la energía son desconocidos. Parte de los peajes que tenemos que pagar los consumidores para sufragar el sistema eléctrico se calculan sobre unos costes de producción definidos por las energéticas: es lo que se llaman costes reconocidos, que no es lo mismo que costes reales. Es decir, son las empresas del sector las que dicen cuánto dinero les debemos. siempre se han negado a ser transparentes y permitir una auditoría real del sector.
- Plana la duda sobre si manipulan los precios al alza. Ya al 2013 se suspendió la subasta eléctrica por culpa de las sospechas de manipulación de los precios. En aquella ocasión se exculpó a las empresas. ahora, pero, plana otra acusación de manipulación de los precios, apagando las fuentes de energía más baratas y haciendo que la electricidad sea producida por las fuentes más caras. Más info aquí. Pero no sólo, hay elementos de diseño del mercado eléctrico que otorgan una gran poder de fijación de precios a las empresas, convirtiéndose en un mercado disfuncional que beneficia claramente a las empresas. Encontrará información aquí.
- La energía es un sector de interés general que no debería regirse por las leyes del mercado. Las empresas energéticas han aumentado de forma enorme los beneficios económicos en un período donde la pobreza energética se ha hecho cada vez más presente. Estos beneficios poco tienen que ver con los impuestos que se añaden en nuestras facturas, ya que estos no van a los balances de las empresas, sino del estado. No es casual que pagamos la 3ª energía más cara de Europa y que las empresas españolas obtengan el doble de margen de beneficio que las empresas europeas. Donde se paga la energía más cara que en el estado español es precisamente en dos islas, donde los costes de producción y transporte son mucho más elevados.
- Para acabar con un argumento más ético y estético, planteamos que la gestión de las empresas energéticas búsqueda maximizar los beneficios usando las empresas como meros productos. La producción energética y la satisfacción de los consumidores es circunstancial, por eso son capaces de fijar unos precios de mercado de la energía elevadísimos para recuperar las inversiones realizadas en el mercado de las empresas-producto, en contra del bienestar de los consumidores. Su razón de ser es la de repartir dividendos cada vez mayores entre los accionistas y dirigentes. esta noticia de compras, ventas, beneficios y miles de millones nos debe hacer reflexionar sobre cuál es el objetivo que motiva la toma de decisiones de las empresas eléctricas. Las españolas son las energéticas peor valoradas de Europa, acumulan más de un 70% de insatisfacción y por 2º año consecutivo, de los 5 peores empresas, Ambos son eléctricas. A pesar de ello, sus beneficios no paran de aumentar, así como las retribuciones de sus directivos. Las leyes teóricas del mercado nos indican que con tanta insatisfacción entre los clientes, una empresa debería cerrar. ¿Cómo és, sino con privilegios, que las energéticas españolas rompen las leyes más básicas del mercado?
Vistos los vínculos evidentes entre energéticas y poder político, parece ingenuo afirmar que las empresas son responsables de la pobreza energética, más cuando adoptan y retribuyen generosamente los políticos que han legislado a su favor. La configuración del mercado beneficia a estas empresas en detrimento de los consumidores. También parece claro que su comportamiento dista de ser el de las empresas ejemplares que gestionan servicios de interés general que impactan de forma tan clara en la vida y bienestar de las personas; no son transparentes ni permiten que otros las investiguen.
Y aún más, ¿puede un actor social de tal magnitud como las empresas energéticas -como hay otros- considerarse irresponsable de la sociedad en la que opera? No se puede sostener que las empresas sólo hacen acción económica. Sus impactos sociales van mucho más allá de sus balances y de las economías de sus trabajadores. Como actores sociales de primer orden tienen responsabilidades.
Estamos de acuerdo en que, en este punto y con la relación de poderes existente, lo que tenemos que hacer es pedir que las empresas nos cedan una parte de su Responsabilidad Social Corporativa, pero es cierto que no habría que mendigar si el mercado estuviera regulado de forma diferente, más democrática, transparente y poniendo en el eje la satisfacción de los consumidores y no la defensa de los intereses de accionistas y directivos.
Podemos reclamar alguna responsabilidad a las empresas hacia la pobreza energética?
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